El 27 de noviembre de 2024, Chipre emitió una moneda de 2 euros conmemorativa para celebrar el 20º Aniversario de su Adhesión a la Unión Europea. Con solo 7.000 unidades, esta moneda se ha convertido en la de tirada más baja de la historia de las monedas de 2 euros conmemorativas, superando las 10.000 piezas de la moneda emitida por Mónaco en 2015 para conmemorar los 800 años de la Fortaleza de Mónaco. La emisión fue oficialmente confirmada en el Diario Oficial de la Unión Europea (puedes consultar la publicación aquí), despejando todas las dudas sobre el número exacto de piezas emitidas.
Exclusividad Confirmada
Las monedas se pusieron a la venta exclusivamente en las sedes del Banco de Chipre en el país. A un precio de 20 euros, los compradores podían adquirir un máximo de dos monedas por persona. La demanda fue tan alta que se formaron largas colas desde temprano en las oficinas del Banco, y las 7.000 unidades se agotaron rápidamente.
Aunque las monedas también estuvieron disponibles en la web del Banco de Chipre, la página colapsó debido al alto volumen de tráfico y la venta fue cancelada. El 16 de diciembre de 2024, la venta en línea se reanudó, pero las monedas se agotaron en apenas dos minutos tras abrirse la web.
Alta Demanda y Precios en el Mercado Secundario
A pesar de las dificultades para conseguirlas, quienes lograron comprar las monedas no tardaron en ver cómo su valor aumentaba de forma vertiginosa. En los alrededores del Banco, algunos compradores ya ofrecían hasta 400 euros por dos monedas, mucho más de los 40 euros que habían pagado inicialmente (20 euros por moneda).
Actualmente, las monedas se venden en el mercado secundario por 1.400 a 1.500 euros, con expectativas de que el precio siga subiendo debido a la escasez y la creciente demanda. Los coleccionistas que no lograron hacerse con una de estas piezas en la venta oficial ahora enfrentan un mercado secundario extremadamente competitivo y costoso.
El Descontento Creciente entre los Coleccionistas
El descontento entre los coleccionistas de monedas de 2 euros conmemorativas no es algo nuevo. A lo largo de los años, especialmente con emisiones de microestados como Mónaco, ha crecido una frustración generalizada, ya que las tiradas extremadamente bajas generan un mercado artificialmente inflado. Este fenómeno ha llevado a muchos coleccionistas a alejarse de estas piezas, ya que consideran que se están emitiendo en cantidades tan limitadas que, en lugar de ser piezas de circulación y colección, se convierten más en objetos destinados a la reventa.
Un claro ejemplo que algo está cambiando son algunas monedas de Mónaco, que hace solo unos años se vendían por 600 euros y ahora apenas alcanzan los 300 euros en el mercado secundario. Esta constante especulación genera frustración entre los coleccionistas, quienes consideran que las emisiones de monedas con tiradas bajas están perjudicando el verdadero propósito de la numismática y optan por dar de lado a estas monedas.
Como resultado, muchos coleccionistas han optado por centrarse en monedas emitidas para circulación. Esta tendencia ha llevado a muchos a apartarse de las emisiones de microestados y buscar monedas que reflejen la historia de los países emisores y que estén pensadas para formar parte del sistema monetario real.
El Caso de Bélgica, Francia y Otros Países
Este fenómeno no es exclusivo de los microestados. Países como Bélgica o Francia, que no son microestados, también emiten monedas que no salen a circulación y se crean exclusivamente para la venta a coleccionistas. Estas monedas no cumplen su función original de ser parte del sistema monetario y han generado aún más descontento entre los coleccionistas. Muchos ven estas emisiones como productos diseñados para hacer negocio, sin el propósito de transmitir la cultura europea o ser accesibles para el público en general.
La Comisión Europea fomenta la especulación al aprobar estas monedas
La responsable principal de fomentar la especulación en el mercado numismático es la Comisión Europea, al aprobar la emisión de monedas de 2 euros conmemorativas de tiradas extremadamente bajas y destinadas exclusivamente a la venta. Este enfoque no solo pervierte el propósito original de las monedas como símbolo de unidad, cultura y valores europeos, sino que también antepone el beneficio económico a la accesibilidad para los ciudadanos. Al permitir estas emisiones limitadas, la Comisión contribuye a que las monedas se conviertan en objetos de coleccionismo inaccesibles para muchos, mientras unos pocos se lucran con lo que debería ser patrimonio de todos.