Una pieza única para recordar el nacimiento del Uruguay libre

En el corazón de cada nación hay fechas que trascienden el calendario, momentos que se convierten en símbolos de identidad y orgullo colectivo. Para Uruguay, el 25 de agosto de 1825 es uno de esos días inmortales: el de la Declaratoria de la Independencia. Hoy, dos siglos después, el país lo celebra no solo con actos y homenajes, sino también con una pieza que condensa en metal precioso la memoria de aquel acontecimiento: la nueva Moneda conmemorativa del Bicentenario de la Independencia.

Una moneda distinta, para una fecha única

El Banco Central del Uruguay (BCU) ha querido que esta moneda sea tan especial como la historia que representa. Por eso no es circular, como la mayoría, sino que se presenta en forma de rombo, un diseño audaz que de inmediato capta la atención y refuerza su carácter conmemorativo.

Acuñada en plata 900, con 33 milímetros de lado y un peso de 12,5 gramos, la pieza brilla como un pequeño cofre donde el pasado y el presente se encuentran.

En su anverso, la moneda exhibe el Monumento a la Independencia Nacional, erigido en la ciudad de Florida e inaugurado en 1879. La figura majestuosa que lo corona parece erguirse nuevamente para proclamar la soberanía oriental.

El reverso rinde homenaje a una de las representaciones más emblemáticas de aquel momento: un detalle del cuadro “Asamblea de la Florida”, del artista Eduardo Amézaga. Allí, los delegados del pueblo oriental se reúnen, solemnes, para dar un paso sin retorno hacia la libertad. La escena se acompaña de la célebre frase que resonó aquel 25 de agosto: “De hecho y de derecho, libre e independiente”.

El día que nació la patria

Para entender el peso de esta moneda, hay que viajar dos siglos atrás.

Corría 1825 cuando, tras años de luchas y vaivenes políticos, los orientales encontraron en la ciudad de Florida el escenario para sellar su destino. Fue allí donde, reunidos en Asamblea, aprobaron las Leyes Fundamentales:

  • La Ley de Independencia, que rompía con el dominio del Imperio del Brasil.

  • La Ley de Unión, que manifestaba la voluntad de unirse a las Provincias Unidas del Río de la Plata.

  • Y la Ley de Pabellón, que adoptaba como enseña el pabellón artiguista.

Ese día, el pueblo oriental se alzó con voz firme para declararse libre e independiente, no solo como un hecho consumado, sino como un derecho inalienable. La gesta de los Treinta y Tres Orientales, iniciada meses antes en la playa de la Agraciada con el grito de “Libertad o Muerte”, encontraba en la Asamblea de Florida su momento culminante.

Una emisión limitada, un recuerdo eterno

El BCU ha acuñado tan solo 1.500 ejemplares de esta moneda, reforzando su carácter de pieza de colección y su valor simbólico. Cada una de ellas es un pequeño testimonio tangible de dos siglos de historia, un puente entre los héroes de 1825 y las generaciones que hoy disfrutan de la libertad conquistada.

Más que una moneda, es un recordatorio en plata de que la independencia no es solo un hecho del pasado, sino un legado vivo que continúa marcando la identidad de Uruguay.

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