Descubre por qué las monedas del Papa Francisco son tan especiales: solo tres series emitidas, un legado de humildad y un valor creciente entre coleccionistas.
La historia numismática del Vaticano vivió un momento muy particular con la llegada del Papa Francisco en 2013. Como es tradición, el Vaticano acuñó monedas en euros con la efigie del nuevo pontífice. Sin embargo, fiel a su carácter sencillo y su rechazo al protagonismo, Francisco tomó una decisión histórica: solo permitió que su imagen apareciera en las monedas durante tres años, concretamente en las series de 2014, 2015 y 2016. A partir de 2017, por voluntad propia, las monedas oficiales pasaron a llevar únicamente su escudo de armas, marcando así un gesto de humildad sin precedentes en la historia de la numismática papal.
Durante esos tres años, el Vaticano emitió las tradicionales ocho denominaciones de euros —desde 1 céntimo hasta 2 euros— con diferentes retratos de Francisco, reflejando su compromiso espiritual más que su figura personal. Estas emisiones, limitadas y con baja tirada, hoy son muy apreciadas en el mundo de la numismática, no solo por su escasez, sino también por el poderoso mensaje que transmiten: un papa que puso su misión por encima de su imagen.
En 2025, tras su fallecimiento, el interés por estas monedas crece notablemente. En plataformas como eBay y otras casas de subastas, los conjuntos completos de las series anuales del Vaticano ven aumentar su cotización, aunque de forma moderada. Por ejemplo, un set completo de 2014, en estado impecable, se encuentra actualmente entre 50 y 80 euros, dependiendo de la conservación y presentación. Si bien son piezas muy buscadas, no representan una fortuna: su verdadero valor reside en su simbolismo y en su lugar en la historia del Vaticano.
La breve aparición de la imagen del Papa Francisco en las monedas del Vaticano resume, de forma tangible, su legado de humildad. Incluso en uno de los símbolos más antiguos de autoridad —el dinero—, Francisco desvió el foco de su persona para centrarlo en la función y el mensaje de la Iglesia. Hoy, sus monedas siguen siendo pequeñas joyas de colección que recuerdan que el verdadero poder reside en la sencillez y el servicio, no en el brillo del metal.
Tengo las dos… ya escarmen cuan falleció Juan Pablo II me lo pensé tanto que fue imposible comprarlas. Por cierto ya la tengo también.